Hace algunos meses estuve de intercambio con
una organización en Japón, dicha entidad se caracteriza por recibir cientos de
personas de diferentes países, profesiones y culturas, las cuales se capacitan
en temas específicos para el desarrollo sostenible durante estancias cortas (un
par de días) y largas (un año o más). Japón es un país tradicional donde el
papel de la mujer -como sucede generalmente-
es predominantemente destinado al hogar. Sin embargo, esta situación ha
cambiado progresivamente y cada vez son más las mujeres que entran a la elite
de las compañías japonesas que conocemos internacionalmente por sus carros,
relojes, maquinaria, tecnología, entre otras. Aunque este no es el tema
principal de la entrada, vale la pena mencionar que el ser una ejecutiva de tal
nivel, con horarios extensos y demandantes hace que este grupo de mujeres, como
es de suponer, tenga más dificultades para establecer una familiar.
Volviendo a la entidad internacional, un
inesperado video y una hoja me sorprendieron el día de mi llegada: El video de
un poco más de cinco minutos contenía información de convivencia, básicamente
las normas y el comportamiento que esperaban de los participantes, pero lo que
realmente me sorprendió gratamente fue la sección de acoso sexual, que mencionaba los siguientes puntos:
- Todos los participantes obligatoriamente verán el video el primer día: luego no hay excusa para “yo no sabía” o “esa no era mi intención”.
- Lo ven hombres y mujeres: todos los participantes sin importar su género están informados, lo cual es esencial ya que no es un tema que solamente esté relacionado con las mujeres.
- Te explican con ejemplos sencillos que es el acoso sexual:
- Llaman a tu puerta constantemente aunque les has dicho que no te interesa.
- Llaman a tu habitación repetidamente después de haber dicho “No”
- Los comentarios que dicen te hacen sentir incomoda
- Te informan cual es el procedimiento para comunicar que eres víctima de acoso sexual, es decir sabes cómo afrontar la situación antes de que suceda.
- Hay una persona contacto con nombre, teléfono y correo a la que puedes dirigirte para denunciar la situación.
- La información del video también te la dan por escrito e incluso hay una copia en el escritorio de la habitación. Es decir que la tienes a la mano en el momento que la requieras.
Pero ¿por qué ocurre esto? Debido a
las múltiples culturas que allí se reúnen, los diferentes comportamientos y
visiones de hombres y mujeres, este es el mecanismo que encontraron para que
las personas que allí habitan lo hagan con tranquilidad. Personalmente me tomó
por sorpresa tener un protocolo y más aún la divulgación abierta de lo que es
acoso sexual, nunca lo había visto e incluso considero que no es necesario
convivir con personas de diferentes países para implementar la iniciativa.
Basta ver las diferentes colombianidades en costumbres, cultura, visión y
experiencias para saber que lo necesitamos. En ningún centro educativo
(colegios, universidades) ni lugar de trabajo en donde he estado me han
informado acerca del acoso sexual ¿cómo identificarlo? ¿Qué hacer? ¿Cuál es el
protocolo? En otras entradas hemos abordado el tema, normalmente no se tienen
pruebas, pensamos en ¿cómo no ser groseras?, en no parecer “viejas locas o
videosas”, además si se da el acoso y realizamos la denuncia, es común que la
respuesta que se obtenga es “sin evidencia o testigos es una calumnia”.
Usualmente las pruebas que se piden es cuando las cosas han llegado demasiado
lejos o incluso han desaparecido porque la denuncia es posterior.
Pero ¿cómo denunciar algo que no
está contemplado en el reglamento? ¿Para lo que no existe un procedimiento? De
existir este tipo de mecanismos en Colombia, encontraríamos más denuncias y
posiblemente los casos no serían tan recurrentes. Para darnos una idea rápida
tenemos el caso de una bióloga que
estudió en la Universidad Nacional sede Bogotá que denunció el acoso de uno de
sus profesores mientras era estudiante, pero resultó en nada debido a la falta
de apoyo y mecanismos de respuesta de la universidad (https://www.youtube.com/watch?v=QzVBOqaxFRM), o la denuncia de una funcionaria en
Leo Burnett, una de las empresas de publicidad más importantes del país, donde debía soportar los comentarios abusivos
e inapropiados de uno de sus compañeros e igualmente no tuvo respuesta de la
oficina de gestión humana (http://www.elespectador.com/noticias/nacional/la-denuncia-por-acoso-sexual-al-interior-de-una-reputada-agencia-de-publicidad-articulo-682498). Las confesiones con las amigas o
colegas en tono bajo para desahogarse o advertirlas deberían ser denuncias
públicas y abiertas en el momento oportuno; pero al sentirnos desamparadas y
sin ningún apoyo sólido desde la entidad, seguiremos siendo víctimas y testigos
pasivos del acoso.
Hagamos el ejercicio de cuestionar
si hay un procedimiento para estas situaciones en nuestras instituciones, divulgarlo
si existe y sino proponer que se genere. Debemos estar atentas, expresar
nuestra situación en caso de estar siendo acosadas o si es la situación de alguna
otra persona, así es el acoso si bien es más frecuente hacia las mujeres, no
significa que no exista también hacia los hombres. No debemos callarnos por no hacer
sentir mal a alguien o para no parecer groseras o “exageradas”. Hay que ser
reactivas en el momento oportuno, dejar precedentes y hablarlo en voz alta y
clara para que visibilicemos lo que pasa y así poderlo combatir y no esperar a
que más víctimas de acoso tengan que pasar por situaciones aún más
desagradables.
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