Basta mirar a nuestro alrededor para encontrarnos con mujeres
inspiradoras que a pesar de las adversidades alcanzan sus metas y al mismo
tiempo le aportan gran a valor a la sociedad. Es el caso de una joven
empresaria que tuvimos la oportunidad de entrevistar para compartir buenas
noticias (que a veces parecen tan pocas en medio de tantas malas…) y dar a
conocer este interesante proyecto. Su nombre es Laura Sanabria, nació en
Sogamoso, es ingeniera industrial y administradora ambiental, ha desarrollado
varios proyectos ambientales, y hoy es directora de su propia empresa
Eco-Acción Ingeniería, líder en la recolección y aprovechamiento de residuos industriales, RCD e
inertes, asesorías ambientales y en seguridad industrial.
¿Cómo
surgió la idea de Eco-Acción Ingeniería?
Bueno, yo trabajaba en las obras de la segunda
y tercera etapa de Transmilenio y percibí que sacaban muchas volquetas con
residuos de construcción de antiguas calles y edificios demolidos, yo me
preguntaba: ¿Dónde llevan todo esto? Un día me fui detrás de una volqueta y me
di cuenta que lo que hacían era llevarlo y enterrarlo en Cantarrana, pagaban y
retiraban el certificado, es decir no se hacía ningún reaprovechamiento de
estos materiales. Yo siempre he tenido un particular interés en los temas
ambientales, entonces quise investigar acerca de los procesos para reaprovechar
estos residuos, conseguí información de países como México y Brasil que venían
desarrollando diversos proyectos al respecto desde hace ya varios años. Con
esta información comencé a montar el proyecto, inclusive mandé muestras de los
materiales para saber cuáles procesos debían ser realizados aquí en Colombia.
¿Estabas
vinculada a alguna institución?
No, yo comencé a montar el proyecto sola,
las instituciones lo primero que dicen es: “ese proyecto es muy costoso, es
largo, y ya hay empresas grandes que podrían hacer proyectos como ese”. Además
en ese momento, en el 2011 se desconocía mucho el tema; justamente se estaba
adelantando desde el Ministerio de Ambiente una cartilla sobre RCD (Residuos de
Construcción y Demolición), pero esa cartilla era incompleta y se limitaba a la
resolución 542 que apelaba solamente a depositar estos residuos en una
escombrera.
¿Cuáles
han sido las principales dificultades a las que te has enfrentado en el proceso
de emprender?
El machismo. En la construcción el tema es
muy complejo porque la gran mayoría son hombres, entonces cuando una mujer
llega a hablarles del tema no están muy dispuestos a atenerla. De hecho a mí me
tocó cambiar el equipo de ventas de mujeres a hombres, y de 12 clientes pasamos
a 400.
Otra dificultad es lidiar con las
instituciones, por ejemplo cuando fui a una entidad ambiental a solicitar los
permisos me dijeron que el problema era que mi empresa era muy pequeña y de
hecho me dijeron que otra empresa de materiales de construcción, recientemente
había comenzado un proyecto de reaprovechamiento, y me sugirieron que no me metiera
en eso sino más bien que consiguiera un trabajo allá.
Ahora que ya hemos crecido si nos prestan
atención y nos dan asesorías para el personal.
¿Y
cómo era al comienzo, cuando tú misma te encargabas de la parte de ventas?
¡Uhm!, rechazo total, yo tenía 23 años, fue
bastante difícil. Yo tuve que cambiar muchísimo la forma de hablar, les hablaba
en detalle de las normas ambientales y de las posibles sanciones que podían
recibir si no cumplían las normas.
¿Cómo
es emprender en una ciudad pequeña en Colombia como Sogamoso?
Bueno, mi intención inicial era abrir la
empresa en Bogotá, pero los costos eran muy altos, adicionalmente, los lugares
donde se podía o tenían barrios de invasión o no estaban a la venta. En la
época yo recibí una invitación para participar en un evento en Tunja con los
alcaldes y los secretarios de planeación, durante la reunión pedí la palabra y
les comenté acerca del proyecto, pero yo no dije que era una idea o una propuesta, yo dije que tenía una empresa, pero en ese momento la
empresa no existía, era una empresa de papel (risas), cuando me preguntaron que
donde quedaba yo dije que era portátil, pero me dijeron que era muy bueno y me
sugirieron hablar con un señor con un
pasivo ambiental que tenía que compensar. Efectivamente lo llamé y al día
siguiente negociamos y finalmente nos ubicamos en las Monjas-Tibasosa.
¿Consideras
que es más difícil emprender en una ciudad pequeña que en una como Bogotá?
Creo que económicamente es más viable, pero
socialmente es más difícil. Mira, yo estuve fuera de Sogamoso 14 años, mi familia tuvo que salir precisamente por
las pocas oportunidades económicas y cuando regresé encontré las cosas
prácticamente iguales, salvo más tiendas o cacharrerías paisas. Eso pasa en
parte porque la administración pone muchas trabas a los emprendimientos, yo sé
que llegan muchas personas con muy buenas ideas pero la primera respuesta es:
“no hay espacio, no tenemos desarrollado un Plan de Ordenamiento entonces no
sabemos dónde se pueden ubicar y por otro lado, su idea es muy costosa”.
¿Cómo
ha sido el tema de contratación y gestión de personal?
Pues eso al comienzo era muy curioso, yo
contraté un trabajador y él llegaba en su carro, mientras que yo llegaba a pie
o en bicicleta (risas). En general el tema de personal ha sido complicado, por
un lado la edad, como soy joven y la mayoría de personas que he contratado son
mayores, tratan de imponer sus conceptos sobre los míos justificándose en los
años de experiencia. Por otro lado, considero que las mujeres se quejan menos
del trabajo, pero muchas veces pasa porque la mayoría son madres cabeza de
hogar, entonces o trabajan o… qué hacen, aquí la situación de trabajo está muy
dura. Pero para mí lo importante es que le persona sienta pasión por lo que
hace y esté dispuesta a aprender, muchas veces esa actitud es más fructífera
que la de las personas con experiencia.
Para
terminar, ¿Qué consejos les darías a los jóvenes, y especialmente a las jóvenes
que quieren emprender en una ciudad como Sogamoso?
Que no les de miedo, que dejen el miedo al
lado. El miedo y la alegría son más parecidos de lo que creemos, se siente el
mismo cosquilleo, la misma adrenalina, así que apóyense en lo bueno. Emprender
es genial, no me arrepiento para nada de
haber dado todo ese paso. También les diría que se capaciten, que tener el
conocimiento es muy importante, que sean muy persistentes, puede que un cliente
le diga mil veces NO a uno, pero si se es persistente, se visita, se cultiva y
se enamora, al final me va a decir ¡bueno!, así sea porque es ¡mamona!(risas).
Y por último, que dejen la pereza, muchas chicas aún tienen la idea de esperar
a que todo les llegue, a casarse y que les den todo, no se esfuerzan en
encontrar y desarrollar sus reales habilidades, creo que eso en parte se debe a
la descomposición social que hay en la ciudad, ya a los 11-12 años están
tomando o fumando. Pero adelante, esto se puede, y si nosotros los sogamoseños
que ya crecimos nos olvidamos de nuestra tierra y de nuestras raíces pues no va
a pasar nada acá. La cuestión no solo está en los jóvenes de acá sino de los
jóvenes adultos que están afuera y que tienen todo el conocimiento■.