La mujería desea compartir con sus lectoras y lectores hechos e historias de mujeres que desempeñan y han desempeñado papeles importantes, mujeres contemporáneas o de siglos pasados, artistas, científicas, cocineras, guerreras, etc, queriendo promover, visibilizar y dignificar a la mujer en distintos ámbitos y realidades.

miércoles, 13 de julio de 2016

¡Juventud, divino tesoro!

El sol es relativamente igual, pero tú eres más viejo (…), dice una de mis canciones favoritas de una de las mayores bandas de todos los tiempos. Time, tiempo, afecta a grandes y a chicos, es de las pocas cosas que aún son realmente democráticas. La percepción del tiempo es diferente según la etapa de la vida en la que te encuentras, en la niñez no es muy concreta y está estrechamente relacionada con el ciclo escolar (claro está que solo la fracción de población que tiene acceso a esta lo sabe). Posteriormente, durante la adolescencia- la etapa más cataclísmica de la vida- el tiempo es relevante y se anhela que pase deprisa, crecer rápido y poder ser “grande”, ir al bar, tener novio(a), salir del colegio y por fin cambiar de vida, “renacer”,  tomar decisiones por su propia cuenta y sentir un ápice de libertad –aunque esta no sea del todo cierta-

La época posterior a la adolescencia es también muy rica, una etapa de exploración y aprendizaje. El estudiar de manera selectiva y voluntaria resulta más interesante y apasionante. La pasión, está literalmente a flor de piel. Los diecitantos y los veintes, “la juventud”, ese periodo entre la adolescencia y la adultez, que por muchos es definido como un tesoro. “(…) Veinte años que a mi llegaron, se fuero y no volvieron (…)” Para muchos, también es donde se encuentra el cenit de la belleza: piel elástica y suave, músculos firmes y formados, huesos fuertes, y en el mejor de los casos libre de enfermedad y con energía suficiente para disfrutar de los placeres mundanos por tiempo prolongado.



¿Mito o realidad?

Resulta curioso cómo cambia la percepción de las edades en la historia. Hace muchos años,  en la edad media la expectativa de vida era alrededor de 40–50 años, por lo que no había tiempo que perder, tan pronto podías concebir tenías que hacerlo. Posteriormente, ya en las generaciones de nuestras abuelas y de algunas de nuestras madres era normal casarse antes de los 20 y obviamente los hijos no se hacían esperar, casi casi era el motivo para el matrimonio (…), como lo explica la iglesia, es el sacramento para la procreación. Así llegamos a nuestros días y percibimos (con una expectativa de vida entre 70-80 años) que la vida es un poco más larga, sin embargo ¡no hay tiempo que perder! Es una contradicción, tenemos más tiempo pero al mismo tiempo tenemos menos, esto es porque debemos hacer más en menos. No basta con el colegio, ni con la universidad, ni el posgrado, porque ¿y la experiencia?, ¿y el novio?, ¿y el carro? Y ojo que detrás de ti viene un ejército de personas más jóvenes que tú con muchos estudios y un montón de tecnología que promete arrasar con cualquier paradigma que se les interponga en el camino. Así que la carrera es más competida, nuevas aplicaciones y programas abren el espectro de herramientas y de trucos para competir, siendo los más jóvenes los más adeptos a la tecnología, en cuanto a su aprendizaje y rápida incorporación.

¿Y la belleza?

En la sociedad se está presentando una tendencia, y más que una tendencia se está convirtiendo en norma. No solo tienes que tener y ser mil cosas, sino que debes ser joven y bella – o por lo menos aparentar ser joven y bella- Es más, en ocasiones es el atributo más importante que puede tener una mujer ¿No lo crees? Pues bien, tenemos por ejemplo el caso del cine, donde la mayoría de los papeles principales femeninos (protagonistas y coprotagonistas) están destinados a jóvenes bellas en edad reproductiva (¿será que todavía se valora más a la mujer por su belleza y capacidad de ser madre?). Te reto a que pienses en 10 actrices famosas y lista las similitudes que tienen ¿Será que son jóvenes, guapas, blancas, sexys, etc?
Y es que la belleza es un asunto que aún sigue teniendo relativa importancia a la hora de conseguir trabajo y repercute en los salarios de las personas. Un estudio realizado en el 2002 por la Fundación Universidad Autónoma de Colombia (http://www.fuac.edu.co/download/revista_economica/volumen_1n2/2-capitulo.pdf) evidenció que el ser bien parecido afecta el promedio de los ingresos tanto para hombres como para mujeres, fue un estudio con profundos análisis estadísticos y contrastaban literatura de otros países, una de las conclusiones fue que el género no resulta muy relevante para esta discriminación, por lo tanto hombres y mujeres son “castigados” por igual con una disminución del ingreso medio de entre el 5 y el 9%.

Sin embargo, una mujer con una apariencia “por debajo de la media” presentaba una situación que empeoraba el ingreso, y curiosamente estaba relacionada con otro factor social en el cual también la belleza es un aspecto relevante: el matrimonio. Citando textualmente el estudio: “Las mujeres con apariencias por debajo del promedio se casan con hombres cuyos logros educativos son menores en un año al que ellas mismas poseen, incluyendo sus propios logros académicos. La mujer enfrenta un castigo económico adicional por su mala apariencia al casarse con hombres cuyas habilidades sólo les permite ganar un ingreso menor”.

Sin embargo, otro estudio realizado en Israel, publicado  por la Science Research Network (2010)[1], reveló que la belleza física puede ayudar a conseguir un trabajo, pero sólo si se es hombre. Contrario a la tesis popular, que dice que para una mujer atractiva conseguir trabajo resulta más fácil, el estudio concluyó que la belleza supone una reducción de entre un 20% y un 30% en las posibilidades de conseguir una entrevista de trabajo para las mujeres.

 

Esta investigación consistió en el envió de varios currículos de hombres y mujeres clasificados entre “guapos” y “no guapos” pero con estudios y experiencia relativamente homogéneos, donde se enviaban algunos currículos con las fotos de los candidatos y otros se enviaban sin fotos y luego se establecieron estadísticas de porcentaje de aprobación para entrevistas. Fue realizada en Israel debido a que es un país donde poner la foto en el currículo es normalmente facultativo, contrario a lo que sucede en Estados Unidos y varios países europeos. Ocurre más o menos como en Colombia, donde es la persona quien decide, sin embargo, hay empresas y portales de empleo que sugieren que sea evitada. 

 

Intentando descifrar el porqué de los resultados, los investigadores barajaron entonces la idea de que la diferencia podría deberse al gran número de mujeres que trabaja en  el área de recursos humanos de las compañías.  Concluyeron que en el 96% de los casos son mujeres jóvenes (entre 23 y  34 años) y generalmente solteras (en un 67% de los casos). Contrastando estos dos estudios es posible concluir que definitivamente la belleza, que está estrechamente ligada a la juventud, sí afecta el proceso de selección laboral de mujeres y hombres y de sus ingresos.

 

Es curioso que siendo una característica, en teoría abstracta, subjetiva, la belleza es medida y concretamente definida en un patrón tácito social que nos es transmitido de muchas formas. Por un lado, en nuestro círculo social cercano, hablamos de ser auténticas, aceptarnos y querernos como somos, ser “frescas” o “relajadas” con el tema, buscar nuestra esencia y alimentar nuestra autoestima. Pero al salir al mercado laboral, al relacionarse socialmente, en el sentido  práctico, concreto, el lado cuantificable es evidente que una buena apariencia es un requisito, nos estrellamos y frecuentemente vemos como frente a los ojos de la sociedad si es importante.

 

Me pregunto que seguirá, si seguimos como vamos no será suficiente tener 20 años y mil títulos, ser guapa, etc. ¿Será que en breve la mujer va a ser descartada del mercado laboral cada vez más tempranamente? No lo crees, pues bien, hay profesiones donde la mujer necesariamente debe ser más y más joven, ¿viste el promedio de edad de las cantantes hit del momento?, ¿las actrices de cine y novelas?, ¿las modelos? Ahora son adolescentes las que venden ropa y perfumes a mujeres de más de 30 años. Esto sucede normalmente en profesiones mediáticas o comerciales donde la imagen es una parte fundamental del trabajo… Pero ojo, si esta tendencia continua  las niñas pierden su infancia y su fecha de expiración es la adolescencia, el próximo paso es el botox y las cirugías, convirtiéndose los “estándares de bellezas” en un objetivo final de vida equivalente en su mayoría a un lindo paquete vacío por dentro.


http://www.idaleel.tv/page/26/
Así que la salida y la sensatez dependerá de nosotras mismas, creo que lo más importante de “cumplir años”, de envejecer es sentirte llena, es que la vida no puede reducirse a 20 o 25 años, es un absurdo. No debemos tener temor de decir nuestra edad cuando alguien pregunté, no debemos ofendernos con esta pregunta, e incluso deberíamos ser capaces de cambiar de concepción de que esta pregunta es ofensiva y  de mala educación. Cada año que vivimos son nuevas experiencias, personas que conocemos,  lugares que recorremos, y lecciones aprendidas amargas o dulces que nos definen y moldean nuestra identidad. Vive, experimenta, aprende, hay que valorizarse como las acciones en la bolsa, y entonces cuando lleguemos allá y miremos al pasado digamos: “¡VIDA, divino tesoro!”.



[1] http://www.tendencias21.net/La-belleza-no-ayuda-a-las-mujeres-a-conseguir-trabajo_a5178.html