El sol es relativamente
igual, pero tú eres más viejo (…), dice una de mis canciones favoritas de una
de las mayores bandas de todos los tiempos. Time, tiempo, afecta a grandes y a
chicos, es de las pocas cosas que aún son realmente democráticas. La percepción
del tiempo es diferente según la etapa de la vida en la que te encuentras, en
la niñez no es muy concreta y está estrechamente relacionada con el ciclo
escolar (claro está que solo la fracción de población que tiene acceso a esta
lo sabe). Posteriormente, durante la adolescencia- la etapa más cataclísmica de la vida- el tiempo es
relevante y se anhela que pase deprisa, crecer rápido y poder ser “grande”, ir
al bar, tener novio(a), salir del colegio y por fin cambiar de vida,
“renacer”, tomar decisiones por su
propia cuenta y sentir un ápice de libertad –aunque esta no sea del todo
cierta-
La época posterior a la
adolescencia es también muy rica, una etapa de exploración y aprendizaje. El
estudiar de manera selectiva y voluntaria resulta más interesante y
apasionante. La pasión, está literalmente a flor de piel. Los diecitantos y los
veintes, “la juventud”, ese periodo entre la adolescencia y la adultez, que por
muchos es definido como un tesoro. “(…)
Veinte años que a mi llegaron, se fuero y
no volvieron (…)” Para muchos, también es donde se encuentra el cenit de la belleza: piel elástica y
suave, músculos firmes y formados, huesos fuertes, y en el mejor de los casos
libre de enfermedad y con energía suficiente para disfrutar de los placeres
mundanos por tiempo prolongado.
¿Mito o realidad?
Resulta curioso cómo cambia
la percepción de las edades en la historia. Hace muchos años, en la edad media la expectativa de vida era
alrededor de 40–50 años, por lo que no había tiempo que perder, tan pronto
podías concebir tenías que hacerlo. Posteriormente, ya en las generaciones de
nuestras abuelas y de algunas de nuestras madres era normal casarse antes de
los 20 y obviamente los hijos no se hacían esperar, casi casi era el motivo
para el matrimonio (…), como lo explica la iglesia, es el sacramento para la
procreación. Así llegamos a nuestros días y percibimos (con una expectativa de
vida entre 70-80 años) que la vida es un poco más larga, sin embargo ¡no hay
tiempo que perder! Es una contradicción, tenemos más tiempo pero al mismo
tiempo tenemos menos, esto es porque debemos hacer más en menos. No basta con
el colegio, ni con la universidad, ni el posgrado, porque ¿y la experiencia?, ¿y el
novio?, ¿y el carro? Y ojo que detrás de ti viene un ejército de personas más
jóvenes que tú con muchos estudios y un montón de tecnología que promete
arrasar con cualquier paradigma que se les interponga en el camino. Así que la
carrera es más competida, nuevas aplicaciones y programas abren el espectro de
herramientas y de trucos para
competir, siendo los más jóvenes los más adeptos a la tecnología, en cuanto a
su aprendizaje y rápida incorporación.
¿Y la
belleza?
En la
sociedad se está presentando una tendencia, y más que una tendencia se está
convirtiendo en norma. No solo tienes que tener y ser mil cosas, sino que debes
ser joven y bella – o por lo menos aparentar ser joven y bella- Es más, en
ocasiones es el atributo más importante que puede tener una mujer ¿No lo crees?
Pues bien, tenemos por ejemplo el caso del cine, donde la mayoría de los
papeles principales femeninos (protagonistas y coprotagonistas) están
destinados a jóvenes bellas en edad reproductiva (¿será que todavía se valora
más a la mujer por su belleza y capacidad de ser madre?). Te reto a que pienses
en 10 actrices famosas y lista las similitudes que tienen ¿Será que son
jóvenes, guapas, blancas, sexys, etc?
Y es que la
belleza es un asunto que aún sigue teniendo relativa importancia a la hora de
conseguir trabajo y repercute en los salarios de las personas. Un estudio
realizado en el 2002 por la Fundación Universidad Autónoma de Colombia
(http://www.fuac.edu.co/download/revista_economica/volumen_1n2/2-capitulo.pdf)
evidenció que el ser bien parecido afecta el promedio de los ingresos tanto
para hombres como para mujeres, fue un estudio con profundos análisis
estadísticos y contrastaban literatura de otros países, una de las conclusiones
fue que el género no resulta muy relevante para esta discriminación, por lo
tanto hombres y mujeres son “castigados” por igual con una disminución del
ingreso medio de entre el 5 y el 9%.
Sin
embargo, una mujer con una apariencia “por debajo de la media” presentaba una
situación que empeoraba el ingreso, y curiosamente estaba relacionada con otro
factor social en el cual también la belleza es un aspecto relevante: el
matrimonio. Citando textualmente el estudio: “Las mujeres con apariencias por debajo del promedio se casan con
hombres cuyos logros educativos son menores en un año al que ellas mismas
poseen, incluyendo sus propios logros académicos. La mujer enfrenta un castigo
económico adicional por su mala apariencia al casarse con hombres cuyas
habilidades sólo les permite ganar un ingreso menor”.
Sin embargo, otro
estudio realizado en Israel, publicado
por la Science Research Network (2010)[1],
reveló que la belleza física puede ayudar a conseguir un trabajo, pero sólo si
se es hombre. Contrario a la tesis popular, que dice que para una mujer
atractiva conseguir trabajo resulta más fácil, el estudio concluyó que la
belleza supone una reducción de entre un 20% y un 30% en las posibilidades de
conseguir una entrevista de trabajo para las mujeres.
Esta investigación consistió
en el envió de varios currículos de hombres y mujeres clasificados entre
“guapos” y “no guapos” pero con estudios y experiencia relativamente
homogéneos, donde se enviaban algunos currículos con las fotos de los
candidatos y otros se enviaban sin fotos y luego se establecieron estadísticas
de porcentaje de aprobación para entrevistas. Fue realizada en Israel debido a que es un país donde poner
la foto en el currículo es normalmente facultativo, contrario a lo que sucede
en Estados Unidos y varios países europeos. Ocurre más o menos como en
Colombia, donde es la persona quien decide, sin embargo, hay empresas y
portales de empleo que sugieren que sea evitada.
Intentando descifrar el
porqué de los resultados, los investigadores barajaron entonces la idea de que
la diferencia podría deberse al gran número de mujeres que trabaja en el área de recursos humanos de las
compañías. Concluyeron que en el 96% de los casos son mujeres
jóvenes (entre 23 y 34 años) y
generalmente solteras (en un 67% de los casos). Contrastando estos dos
estudios es posible concluir que definitivamente la belleza, que está
estrechamente ligada a la juventud, sí afecta el proceso de selección laboral
de mujeres y hombres y de sus ingresos.
Es curioso que siendo
una característica, en teoría abstracta,
subjetiva, la belleza es medida y concretamente definida en un patrón
tácito social que nos es transmitido de muchas formas. Por un lado, en nuestro
círculo social cercano, hablamos de ser auténticas, aceptarnos y querernos como
somos, ser “frescas” o “relajadas” con el tema, buscar nuestra esencia y
alimentar nuestra autoestima. Pero al salir al mercado laboral, al relacionarse
socialmente, en el sentido práctico,
concreto, el lado cuantificable es evidente que una buena apariencia es un
requisito, nos estrellamos y frecuentemente vemos como frente a los ojos de la
sociedad si es importante.
Me pregunto que seguirá,
si seguimos como vamos no será suficiente tener 20 años y mil títulos, ser
guapa, etc. ¿Será que en breve la mujer va a ser descartada del mercado laboral
cada vez más tempranamente? No lo crees, pues bien, hay profesiones donde la
mujer necesariamente debe ser más y más joven, ¿viste el promedio de edad de
las cantantes hit del momento?, ¿las actrices de cine y novelas?, ¿las modelos?
Ahora son adolescentes las que venden ropa y perfumes a mujeres de más de 30
años. Esto sucede normalmente en profesiones mediáticas o comerciales donde la
imagen es una parte fundamental del trabajo… Pero ojo, si esta tendencia continua las niñas pierden su infancia y su fecha de
expiración es la adolescencia, el próximo paso es el botox y las cirugías,
convirtiéndose los “estándares de bellezas” en un objetivo final de vida equivalente
en su mayoría a un lindo paquete vacío por dentro.
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http://www.idaleel.tv/page/26/ |
Así que la salida y la sensatez dependerá de nosotras mismas,
creo que lo más importante de “cumplir años”, de envejecer es sentirte llena,
es que la vida no puede reducirse a 20 o 25 años, es un absurdo. No debemos
tener temor de decir nuestra edad cuando alguien pregunté, no debemos ofendernos
con esta pregunta, e incluso deberíamos ser capaces de cambiar de concepción de
que esta pregunta es ofensiva y de mala
educación. Cada año que vivimos son nuevas experiencias, personas que
conocemos, lugares que recorremos, y
lecciones aprendidas amargas o dulces que nos definen y moldean nuestra
identidad. Vive, experimenta, aprende, hay que valorizarse como las acciones en
la bolsa, y entonces cuando lleguemos allá y miremos al pasado digamos: “¡VIDA,
divino tesoro!”.